La Ley 22.421 de Conservación de la Fauna Silvestre, a través de su Decreto Reglamentario 666/97, establece que la autoridad  de aplicación clasificará a la fauna siguiente de acuerdo al ordenamiento señalado en dicho decreto. 

A principios de la década de 1980, los Dres. Claes Olrog y José María Gallardo elaboraron una «Lista Nacional de Especies Amenazadas» que sirvió de base para comenzar a gestionar la conservación de los mamíferos de la Argentina. Basado en este trabajo, en el año 1983, y mediante la Resolución Nº 144, la entonces Dirección Nacional de Fauna Silvestre dependiente de la SAGPyA aprobó el primer ordenamiento de las especies de fauna autóctona, donde se clasificaron aves, mamíferos y herpetofauna.

Otros ordenamientos que consideraron las categorías de conservación de los mamíferos se dieron de forma paralela. En la década de 1990, Bertonatti y González (1993) publicaron un nuevo listado de vertebrados en peligro de extinción que fue posteriormente complementado por la primera edición de la obra Los que se van (Chebez, 1994), en la que se volcó información detallada sobre los vertebrados amenazados de nuestro país.

Por otra parte, en 1993 se inició un proceso de evaluación del estado de conservación de los mamíferos argentinos en el marco de las VIII Jornadas Argentinas de Mastozoología (San Carlos de Bariloche), a la luz del mecanismo de priorización propuesto por Alfredo Reca, Carmen Úbeda y Dora Grigera (Índice SUMIN). De ese proceso surgió el documento «Prioridades de conservación de Mamíferos de Argentina» (Reca et al., 1996), el primer documento que refleja la percepción de 34 expertos,en su mayoría miembros de la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos (SAREM) acerca del estado de conservación de los mamíferos del país.

Posteriormente, en 1997, bajo la órbita de un proyecto coordinado por la Fundación para la Conservación de las Especies y el Medio Ambiente (FUCEMA), la SAREM participó junto a otras instituciones en el Libro Rojo de los mamíferos y aves amenazados de la Argentina, en el que se utilizaron los criterios establecidos por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) para categorizar a las especies . En esa iniciativa, de la que participaron 16 especialistas informantes, se evaluaron 339 especies de mamíferos, de las cuales 69 (20%) fueron consideradas amenazadas (Ojeda y Diaz, 1997). Una característica de peso allí resaltada fue la escasa información existente sobre las especies, ya fuera de orden taxonómico, ecológico o demográfico, que se tradujo en un 22% de las especies con Datos Insuficientes (DD) como para ser evaluadas.

En el año 2000, y ya por iniciativa propia, SAREM publicó el segundo «Libro Rojo» de los mamíferos del país (Diaz y Ojeda, 2000), evaluando 353 especies con estándares y criterios de UICN. En esta nueva valoración, de la que participaron 40 especialistas, se incrementó a 83 (24%) el número de especies bajo alguna categoría de amenaza, mientras que el porcentaje de especies con Datos Insuficientes cayó al 18%.

A pesar de contar ya con una nueva categorización de mamíferos, la primera actualización oficial de la Res. 144/83 se realizó en 2004 para anfibios, reptiles y mamíferos autóctonos de Argentina, por medio de la Res. SAyDS 1030/04. Para los mamíferos, en particular, la categorización se basó en el trabajo de Reca et al. (1996), por lo que dicha norma ya contaba con una cierta dilación entre la generación de la información y su publicación oficial. En los años subsiguientes se llevaron a cabo recategorizaciones de aves y herpetofauna, adeudándose aún la de mamíferos hasta el inicio de este proceso.

Por otra parte, la necesidad de revisar y actualizar los datos en forma periódica condujo a la SAREM a impulsar, una década después de la segunda publicación, un nuevo ejercicio de categorización de los mamíferos del país, en el que 70 especialistas evaluaron 385 especies (Ojeda et al., 2012). Como resultado en 2012, 81 especies (21%) quedaron catalogadas como amenazadas, en tanto que el 25% de ellas no pudo ser evaluado por falta de información.

Es así que se llega a 2015 con una situación de contar con una legislación desactualizada y el esfuerzo de categorizaciones que no eran incorporadas a la normativa oficial. Esto condujo a que ese año, el entonces Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable (actual SAyDS) y la SAREM iniciaran las acciones para llevar a cabo un proceso conjunto de recategorización de los mamíferos de la Argentina, buscando no solo actualizar el estado de conocimiento y conservación de las especies sino también traducir, en una instancia posterior, esos resultados en políticas públicas que favorezcan la gestión de los mamíferos a nivel estatal, mediante una nueva resolución oficial. El resultado es este sitio web, que nuclea el trabajo de numerosas personas de diversos ámbitos (más de 400 entre autores y colaboradores), y que pretende ser una herramienta dinámica, de acceso público y línea de base para futuras actualizaciones periódicas.