Categorías de conservación
Su amplia distribución en cuatro provincias argentinas (en especial en Mendoza y La Pampa, y con una distribución más acotada en San Luis y San Juan) hace suponer que aún esta especie no presenta riesgos severos en cuanto a la conservación de sus poblaciones. Por ello esta especie está clasificada como de Preocupación Menor (LC) en vista de su amplia distribución (presumiblemente con tamaños poblacionales grandes), con lo cual resulta poco probable que los tamaños poblacionales disminuyan al porcentaje requerido para ser incluida en una categoría amenazada. Pese a ello es una especie distribuida en áreas de gran impacto por parte de la industria vitivinícola, la agricultura, la ganadería y por el reemplazo progresivo del ambiente típico de Monte por monocultivos de soja.
Taxonomía y nomenclatura
Ctenomys mendocinus (Philippi, 1869)
Sinónimo Ctenomys haigi según Wilson & Reeder (1993), pese a que luego por diferentes estudios cariotípicos y moleculares adoptó su nombre específico actual. Ctenomys mendocinus constituye una de las formas del complejo de especies conocido como grupo filogenético mendocinus, que también incluye a las especies argentinas C. porteousi, C azarae, C. australis y C. “chasiquensis” (Massarini et al. 1991a; Castillo et al. 2005; Parada et al. 2011; Mapelli et al. 2017). Este grupo filogenético de especies se caracteriza por tener gran homogeneidad a nivel de su cariotipo y gran similitud a nivel de la morfología cromosómica. Pese a que C. mendocinus es una especie ampliamente distribuida en cuatro provincias argentinas, aún quedan por ajustar aspectos relacionados a su distribución y límites taxonómicos, en especial las relaciones filogenéticas con las otras especies del grupo filogenético “mendocinus” (Mapelli et al. 2017). Un ejemplo emblemático lo ha constituido Ctenomys “eremofilus”, el cual ha sido descripto oportunamente por Contreras & Roig (1975), y el cual a partir de los estudios moleculares de Parada et al. (2012) quedó efectivamente incluido dentro de C. mendocinus.
Información relevante para la evaluación del estado de conservación
Si bien no se dispone de datos exactos que cuantifiquen el tamaño poblacional o su tendencia a través del tiempo, el hábitat de la especie está siendo impactado por las actividades antrópicas.
Pacifici et al. (2013).
A partir de estudios moleculares con ADN mitocondrial, Mapelli et al. (2017) han puesto en dudas la clasificación taxonómica de las especies dentro del grupo filogenético “mendocinus”. Pese a ello, en lo que en la actualidad se considera como distribución más probable de Ctenomys mendocinus habría dos clados de haplotipos mitocondriales bien diferenciados, uno que recorre las poblaciones distribuidas del Noroeste de Mendoza al centro-norte de La Pampa (incluyendo al centro-norte de San Luis y sur de San Juan), y otro filogrupo que incluye a poblaciones distribuidas en el centro sur de Mendoza y suroeste de La Pampa. Se han observado dos formas cariotípicas de C. mendocinus, una con 2N=48 y FN=76, y otra con 2N=50 y FN=80 (Massarini et al. 1991a, 1991b; Parada et al. 2011, 2012).
A partir del ADN mitocondrial se han inferido tamaños poblacionales efectivos grandes (Mora M., obs. pers.).
Rango geográfico, ocurrencia y abundancia
Ctenomys mendocinus se distribuye a lo largo de la base oriental de los Andes del centro-oeste argentino, en las provincias de Mendoza, San Luis, San Juan y La Pampa. La mayoría de las poblaciones ocupan ecorregión de Monte de Llanuras y Mesetas.
El tuco-tuco mendocino es un roedor subterráneo que habita en una amplia gama de ambientes y climas en las tierras áridas centrales de la Argentina (Albanese et al. 2010). Pese a ello, la especie es más frecuente en sustratos arenosos y poco compactos propios de las regiones del Espinal y Monte en las provincias de La Pampa, Mendoza, San Luis y San Juan (Rosi et al. 1992a, 2002, 2005; Mora et al. 2003; Mapelli et al. 2017). Rosi et al. (1992a) describen una amplitud muy variada en cuanto a las áreas ecobiogeográficas que ocupa esta especie, desde áreas cordilleranas y de piedemonte hasta zonas de Monte y Espinal, siempre relacionada a sustratos sueltos y con diferente porcentaje de arena (ver también Albanese et al. 2010). En ciertas regiones de su distribución las densidades son muy altas (e.g. La Payunia, Reserva Ñacuñan, Villa Mercedes; Parada et al. 2011, 2012; Mapelli et al. 2017). Pese a ello, no se han realizado estudios en diferentes áreas que apunten a evaluar las densidades poblacionales o las abundancias relativas. Por otro lado, los tuco-tucos podan y cortan diagonalmente los tallos de las plantas leñosas con sus incisivos (Borruel et al. 1998), con lo cual junto a los montículos que producen a partir de su actividad de excavación pueden ser muy informativos sobre las densidades poblacionales a nivel local. Oportunamente Woods & Kilpatrick (2005) habían descripto la distribución de esta especie hasta la provincia de Santa Cruz. Numerosos trabajos posteriores han reajustado su distribución a sólo cuatro provincias argentinas (Parada et al. 2011; Mapelli et al. 2017).
Datos morfométricos
Rasgos eto-ecológicos
Existen evidencias para considerar que el sistema de apareamiento de C. mendocinus probablemente sea poligínico. Rosi et al. (1992b, 2005) han reportado que la actividad reproductiva en esta especie se extendería de julio a marzo (dependiendo de los recursos en el ambiente y la región geográfica), con nacimientos entre diciembre y marzo. La mayoría de las hembras producen una única camada de crías durante la época reproductiva. Los machos y las hembras alcanzan la madurez sexual en la primera temporada reproductiva después de su nacimiento, cuando alcanzan aproximadamente los 8 meses de edad (Rosi et al. 1992b). La duración de la gestación es de 95 días y el promedio de crías por camada es de 2,9 (Busch et al. 2000). En relación a los machos, estos autores han observado que la producción de espermatozoides disminuye hacia fines del verano y durante el otoño. En cuanto a las hembras, las mismas inician el desarrollo folicular en invierno. La actividad gonadal en las hembras continúa durante la primavera y el verano.
Ctenomys mendocinus es una especie solitaria, incluso durante la estación reproductiva, y fuertemente territorial (Puig et al. 1992). El área de acción es mayor en machos que en hembras. El tamaño del rango de acción en hembras fue estimado entre 7 y 16 m2, y en machos fue estimado entre 14 y 99 m2 (Rosi et al. 1996). Según estos autores los machos de C. mendocinus construyen sistemas de cuevas más grandes que las hembras, con un túnel principal más largo y un mayor número de ramificaciones. Aparentemente el factor más importante que incide en el tamaño de las cuevas es el sexo y no el tamaño corporal, lo cual se relaciona con la necesidad de contactar a parejas potenciales durante la temporada reproductiva (Rosi et al. 1992a, 1996).
Conservación e investigación
Amenazas por grado: de 1 (menor) a 5 (mayor)
En la actualidad no existen planes de conservación en función de proteger a esta especie. Las principales amenazas tienen que ver con la modificación antrópica del ambiente de Monte y Espinal de la Argentina, en general relacionadas a actividades de cultivo, ganadería y al incremento sustancial en la superficie destinada a plantaciones de soja (fundamentalmente en la provincia de La Pampa). La ecorregión del Monte, uno de los hábitats típicos de la especie está amenazado por incendios recurrentes, algunos de grandes magnitudes que pueden producir extinciones locales.
Existen algunas reservas naturales en la provincia de Mendoza en donde se ha registrado la presencia de esta especie: Reserva Natural Villavicencio (Departamento de las Heras), Reserva Ñacuñan (Departamento de Santa Rosa), Reserva Parque Provincial Aconcagua (Departamento de las Heras), Reserva Faunística Laguna de Llancanelo (Departamento de Malargue), Reserva La Payunia (Departamento de Malargue), Reserva Castillos de Pincheira (Departamento de Malargue). La mayor parte de la superficie de las provincias en donde se encuentra distribuida esta especie no cuenta con una normativa de protección de fauna y flora.
Muchos estudios han sugerido que los roedores subterráneos podrían ser considerados como ingenieros del ecosistema. Investigaciones previas sobre la ecología de tuco-tucos consideran a esta especie como un potencial ingeniero clave del ecosistema por sus modificaciones sobre las comunidades de plantas y el suelo en tipos de hábitat homogéneos (Lara et al. 2007). Además modulan directa o indirectamente la disponibilidad de recursos para otras especies, provocando cambios en recursos bióticos o abióticos (Borghi et al. 2010). Además de ello, las cuevas o tuqueras sirven como sitio de refugio de gran cantidad de especies de artrópodos y vertebrados, los cuales en muchos casos establecen relaciones muy específicas con el sistema de cuevas subterráneas construidas por esta especie de tuco-tuco.
En las últimas tres décadas existe un importante volumen de publicaciones respecto a la biología, características reproductivas y estructura poblacional en C. mendocinus. Pese a ello sea avanzado muy poco en estudios morfométricos y moleculares que apunten a dilucidar con precisión los límites geográficos de esta especie en la zona central Argentina. Recientemente se ha publicado u trabajo que detalla aspectos filogeográficos y taxonómicos en esta especie (Mapelli et al. 2017). Estos últimos autores discuten en profundidad los límites taxonómicos y distribucionales de las especies asignadas al grupo “mendocinus”, y al igual que Massarini et al. (1991), Slamovits et al. (2001) y Parada et al. (2011) sugieren que las especies Ctenomys azarae, Ctenomys porteousi y Ctenomys australis deberían probablemente sinonimizarse a Ctenomys mendocinus. Sin embargo son necesarios estudios que permitan ampliar el conocimiento no sólo en aspectos meramente taxonómicos, sino también sobre su vulnerabilidad, dinámica poblacional y sus relaciones ecológicas con el resto de la fauna del ecosistema.
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